Inesperadamente el celular de Edward comenzó a sonar.
-¿Te ardían las orejas?...Si, le pregunto- Se volteó hacia mi con una sospechosa sonrisa. -Alice quiere que vallamos ahora para la casa ¿Quieres? Jura que necesita decirte algo importante- Rodó sus ojos y me sonrió. Yo simplemente asentí moviendo mi cabeza. Con un poco de suerte todo se terminaría pronto. Un nuevo vestido, algún osado traje de baño para mi luna de miel, un nuevo peinado, depilado de cejas…mi mente viajaba por las ínfimas posibilidades de las torturas que Alice tenia planeadas para mi.
Edward colgó el teléfono y una leve preocupación nublo su perfecto rostro. Pasó sus manos alrededor de mi cintura y me acerco a él.
-No te alarmes, pero creo que será peor de lo que te imaginas, Bella. Creo que Rosalie le esta ayudando.
-¿Por que dices eso? ¿Que fue lo que te dijo? ¿Viste algo?- La cabeza me daba vueltas. Recordé los días anteriores; Alice y Rosalie habían estado pasando bastante tiempo juntas...más de lo usual, ya que, generalmente, Alice iba de caza con Jasper o con Esme. ¿Acaso las dos estaban evitando que Edward leyera sus pensamientos? Sabia que su don tenia la restricción de la distancia ¿Por eso se alejaban cada vez que nos veían? ¿Realmente se habían ido de caza…o era algo mas que significaría mi perdición? Miré a los hermosos ojos de Edward. Me sonrió y suavemente se inclinó hacia mí para darme un beso.
-No te preocupes, te protegeré de mis locas hermanas. Cuando quiero puedo ser bastante aterrador ¿Sabes?- Me lanzó esa deslumbrante sonrisa, que hacia que mi corazón se agitara, y nuevamente me besó en los labios. Respondí a su beso y sonreí.
-Hay veces en las que le temo mas a Alice que a los Volturi...y si Rosalie esta también detrás de todo esto…- una horda de calor se apoderó de mi rostro - Terminemos con esto ahora antes de que me vuelva completamente loca.
Le miré con una sonrisa formándose en la comisura de mis labios, tomé el rostro de Edward entre mis manos y presioné mis labios contra los de él. Como siempre, la sensación de sus fríos labios sobre los míos era increíble. Se sonrió; bien sabia que estaba arriesgándome...pero no me importaba. Si iba a ser humillada por sus hermanas, debía obtener algún tipo de recompensa. Ambos sonreíamos mientras nos acercábamos al auto.
domingo, 5 de julio de 2009
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