NUEVO FIC !!!! .."CELOS"

AYER ENCONTRE ESTE GENIAL FIC Y ME RECORDE DE Q YA LO HABIA LEIDO ANTES Y PENSE EN SUBIRLO DE INMMEDIATO...OVIAMENTE ACLARO Q YO NO LO ESCRIBI Y LA GENIA QUE MERECE LOS MERITOS SE LLAMA :


" Asuka Ishida "

ELLA ES LA GENIA QUE MERECE LOS MERITOS ..NO YO..BUENO ESPERO Q LES GUSTE...Y AMEN LA HISTORIA COMO YO..PORQ ME ENCANTOOO !!!
AQUI LES DEJO EL PRIMER CAPITULO..SIN ANTES RECORDARLES QUE SUBIRE LOS OTROS FICS QUE HABIA DICHO..YO CUMPLO CON LO QUE DIGO...ASI Q NO PIENSEN QUE LO OLVIDE...OK??
XD :)

CAP.1:
.Celos.

- Vamos Bella! – chilló Alice. Pude ver como se encogía de hombros desde el marco de la puerta.

- ¿Es necesario? -

No tenía muchos ánimos. Últimamente no.

- Hace unas semanas te lo dije – hizo un puchero, pero aún así, me pareció elegante en su rostro – Abrieron una docena de tiendas en Seattle…Gucci, Dolce & Gabana, SAKS, Bella!!! Abrieron un Saks Fifth Avenue – cambió su rostro y ahora me miraba con desición – TIENES que venir con nosotras!

- Es tu obligación, como hermana recién estrenada – una voz levemente de soprano dijo afuera de la habitación.

Ahí estaba Rosalie, y aún me siento cohibida en su presencia. Pero no ha sido como antes, ahora es mucho mas agradable.

- No tengo ganas – me encogí de hombros.

- Bella – entró Rosalie, empujando ansiosamente a Alice – Por favor – abrí los ojos de sorpresa al escuchar un casi imperceptible ruego.

- Por favor – rogó, sus ojos dorados se entrecerraron. Parecía cordero a medio morir.

- Hmm – suspiré – Ustedes ganan.

Alice gritó de emoción y dio pequeños brinquitos alrededor de la cama, mientras que Rosalie, siempre seria pero con un atisbo de satisfacción murmuró algo como “Ya era hora”.

- Ehw…Bella, por cierto – dijo entre risitas una vez que estaba calmada – será mejor que te vistas. Edward se pondrá furioso si sales así.

No me había dado cuenta. Estaba desnuda. Demonios, eso explica por que tuve una sensación de frio y las ventanas están cerradas

- Hum – rió malvadamente Rosale – Aunque en parte es su culpa – guiñó un ojo y salieron inmediatamente, ya que sentí que todos los colores emergían de mi cara.

Dos meses atrás el evento del año, según Alice, se llevó a cabo. Me casé con Edward. A pesar de albergar dudas al principio ahora estoy segura de que ha sido la mejor desición que he tomado. Y si viera las cosas como el trato que en un principio era, podría decir que Edward ha cumplido con la mitad de él. Estoy asombrada por el acoplo de autocontrol que mostró en nuestra noche de bodas, y no encuentro las palabras necesarias para describir nuestra Luna de Miel. Día con día pienso en lo perfecto que es Edward en todo. TODO.

Sin embargo, un pequeño. Insignificamente. Minúsculo detalle ha convertido mi felicidad en una realidad agridulce.

- En un rato nos vemos, Tanya – escuché en el corredor contiguo a nuestra habitación.

Tanya. La sola connotación me hace enfurecer. ¿Por qué? Bueno, al principio me alegró la posibilidad de conocer a la familia de Denali cuando Carlisle nos informó de su contundente visita. Tanya llegó sola dias después de nuestro regreso de la Luna de Miel. Me impresionó por belleza y elegancia y confieso que mi autoestima lo resintió un poco…creo. Es bastante divertida con todos en la casa, salvo conmigo. Al principio me frustró un poco, pero ahora estoy segura que no me importa ni un pepino.

Algo que me importa es la manía que tiene de acaparar a mi flamante esposo. Lo bombardea con preguntas y su estúpida costumbre de entablar horas y horas de conversación con Edward sobre “los grandes momentos del pasado que tuvieron juntos”.

¿Yo? En nuestra habitación, esperando.

En resumen: Nuestra vida de recién casados estaba casi hecha añicos…a excepción de las noches cuando mí amado esposo recordaba que, de hecho, sí es esposo de alguien.

Escuché el abrir y cerrar de la puerta y me enfuruñé entre las sábanas. Estaba bastante enfadada y Edward es la última persona con la que quisiera enojarme.

- Bella, sé que estas despierta – su voz aterciopelada dijo.

Sentí su frío tacto contra la base de mi espalda. Me estremecí de gusto, pero de la nada un pensamiento llenó mi cabeza: “¿Hará lo mismo con Tanya?”.

Un extraño hormigueo se arremolinó en los puños y tuve ganas de golpear a alguien.

- No lo creo – dije aún hecha un ovillo.

- ¿Estas enfadada? – preguntó apaciblemente.

Unas inmensas ganas de gritarle que si me invadieron, pero no…no lo haría.

- Perdón – dijo antes de que pudiera maquinar una mentira – imagino que estas enfadada por no estar a tu lado al despertar.

- Da igual – dije sin pensar – ya me estoy acostumbrando – Mentira. Ni en mil años podría acostumbrarme a despertar sin su compañía.

- Oh…Bella, tu sabes…- vi venir el sermón.

- Ahora, si me disculpas – le interrumpí y lo miré rápidamente. Me encaminé hacia el baño sin apenarme de mi desnudez.

Pareció atragantarse o algo así, pero seguí mi camino.

- ¿Quiénes…pasar el día conmigo? – preguntó, y no pude descifrar el tono de su voz. Sopesé la pregunta varias veces.

- ¿Qué tipo de pregunta estupida es esa? – estallé. Estaba indignada. Un mes atrás no hubiera preguntado y sólo se quedaría tendido junto a mi, compartiendo momentos maravillosos.

- Sólo era una pregunta – contestó.

- Ah, si tu lo dices – estaba sentida. Retomé mi camino al baño, pero de nuevo me llamó.

- ¿Entonces si saldrás conmigo? -

Lo pensé unos segundos.

Estar con Edward o pasar una insufrible tarde de compras junto con Alice y Rosalie.

La idea de estar con Edward era exquisitamente tentadora. Tocarlo, sentirlo…recuperar los momentos de las semanas pasadas.

Las semanas pasadas. Cuando me pasé el tiempo varada en el cuarto, viendo películas como posesa ya que era lo único que podía hacer. Y claro, escuchar como las otras parejas disfrutaban de su tiempo juntos.

- No, lo siento – dije mordaz – Tengo otros planes.

Tengo que pensar en mi o al menos…hacer que se me pase el enojo – Pensé.

Me volteé a observarlo.

Su expresión casi siempre inescrutable estaba desencajada. Una ceja levantada en señal de incógnita.

- ¿Planes? – preguntó. Podía notar la incredulidad emergiendo de su voz.

- Sí – contesté afirmativamente – me cansé de estar tirada – completé desafiante y seguí mi camino al baño. Cerré de un portazo.

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