sábado, 27 de marzo de 2010

Fanfiction : Porcelana

Bueno ha diferencia de otros fics q he subido en este caso la genial autora me autorizo y yo estoy muy feliz y agradecida con ella por eso...les comparto su Hermoso fic aca.....si quieren comentar, preguntar o algo no duden en hacerlo....;)

Bueno no se olviden que los creditos y meritos son para la genia q escribio este hermoso fic:

"T.G.Kira" (Stefany) ella sube este fic en una pagina de fanfictions .

BUENO SIN MAS QUE DECIR LES DEJO EL PRIMER CAPITULO DE PORCELANA:



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PORCELANA

"La mente es tan delicada y frágil como la porcelana, pero a diferencia de esta ¿Será posible juntar los trozos de una mente destrozada?"

Prefacio

"-Eres tan bonita. Igual que las muñecas de porcelana. No, aun mas preciosa y aun más delicada- dijo pasando su mano con delicadeza desde mi pómulo hasta mi barbilla. Y en ese momento no supe que hacer, si alejarme de él y no volver a esa habitación o quedarme ahí y recibir su atención aunque para él fuera una muñeca de porcelana, aunque nuestros sentimientos no fueran los mismos."

RETOS

La vida nos lleva por rumbos que no esperábamos, nos conduce a caminos no planeados porque al fin y al cabo nos lleva a donde se supone pertenecemos.

Ó al menos eso esperaba.

No es fácil renunciar a un sueño pero cuando no tenemos los recursos necesarios para cumplirlos, no queda de otra.

No fue sencillo abandonar mi meta de estudiar medicina, aunque desde un principio sabía que no podría costearme la carrera. Mis padres me lo habían advertido, es irónico como mis propios padres habían destrozado mis esperanzas, pero viéndolo en perspectiva me habían abierto los ojos a la realidad.

Si, la realidad dura y cruel que nos envuelve día a día y a la que fui obligada a despertar desde muy temprano. Pero desde pequeña decidí que eso no me arruinaría la vida, que intentaría verle el lado bueno a todo, porque si algo había entendido con el paso del tiempo es que las cosas tienen siempre dos lados.

Así que intente estudiar algo parecido, y que más parecido a un doctor que una enfermera, tuve que esforzarme mucho para poder pagar la escuela de enfermería pero milagrosamente lo hice, yo sola, sin ayuda de mis padres ni nadie más.

Tal vez no era lo que quería, pero igual podía ayudar a las personas y era algo con lo podía vivir el resto de mi vida porque me gustaba lo que hacía o al menos lo que haría.

Ahora, conseguir empleo, ese era otro reto.

Al terminar la escuela de enfermería no podía encontrar empleo. Intenté en muchos hospitales pero no empleaban personas sin experiencia. Era realmente frustrante, es decir ¿Cómo se supone que tendré experiencia si no me contratan?

En fin, tuve que probar en el hospital psiquiátrico. Estaba renuente a ir a un lugar así pero al acabarse mis opciones posibles no me quedo más que probar ahí.

Los nervios me invadieron en el momento en que se me permitió entrar. Me sentí observada por cada uno de los individuos que se encontraban en ese patio, en los pasillos, viéndome desde las pequeñas ventanas de sus habitaciones, esa sensación ha sido la más aterradora que jamás ha podido recorrer mi ser. Quería irme, no me sentía cómoda en ese lugar; pero debía recordar el motivo de mi presencia en ese lugar.

El director del hospital accedió a atenderme. Carlisle Cullen, es su nombre. Al principio mostro su renuencia a aceptar a una joven sin ninguna experiencia en un lugar como ese.

Le asegura de una y mil maneras que pondría todo de mi parte para poder aprender cómo se trabajaba ahí. Pero hubo un momento en que se quedo en blanco, como si recordara algo importante.

Antes de darme una contestación suspiro.

-Señorita Swan, le daré la oportunidad de trabajar aquí. Solo que trabajara con un solo interno. Será su enfermera privada. ¿Qué le parece la idea?

-Claro que me parece bien, podría empezar cuando usted me dijera.- conteste alegremente. El doctor me indico el día que debía volver para empezar mi nuevo empleo.

Aunque la alegría me duro muy poco cuando a mi mente llegaron varias dudas preocupantes.

¿Quién sería tan importante?

O quizá sería una mejor pregunta: ¿Qué tan descolocado estaría para necesitar una enfermera privada?

Esos pensamientos me ponían aun más nerviosa, pero el Dr. Cullen, me había asegurado que no era peligroso. Y yo esperaba que el me estuviera diciendo la verdad.

El día que me habían indicado para presentarme llego, y por una parte estaba agradecida con eso, me volvía loca en mi diminuto apartamento, sola.

Cuando llegue, lo primero que se me entrego en la entrada fue un gafete que me identificaba como parte del staff que laboraba ahí, se me indico que debía reportarme primero con la enfermera a cargo. Cuando pude entrar, busque la estación de enfermeras para reportarme. Cuando llegue ahí pude ver una enfermera recostada contra el escritorio revisando descuidadamente unos papeles.

-Buenos días – me saludo cuando noto mi presencia.

-Buenos días. Disculpa busco a jefa de enfermeras.- dije, suponiendo que no fuera ella.

-Esa es Sue, yo soy Jessica, así que eres la nueva?-dijo con una mirada inquisidora mientras me sonreía socarronamente- Eso es genial, lástima que te toca cuidar al problemático- dijo de forma despectiva.

-¿A qué te refieres?

-Es el paciente más detestable que pueda haber. No habla, no se toma los medicamentos. Dios, es más fácil tratar con los pacientes mas trastornados que con él, al menos ellos llegan a hacerte caso, el es peor que un niño.- dijo lo ultimo rodando los ojos con una cara de frustración.

-Stanley ¿Qué no tienes rondas que hacer? – apareció una mujer detrás de ella, se veía un poco mayor pero me inspiraba más confianza que la chica con quien hablaba.

-Ya voy, Sue-dijo mientras tomaba de nuevo sus papeles y salió de ahí bufando.

-No le hagas caso, ella es una mentirosa compulsiva, deberían internarla aquí.

-No se preocupe, yo soy…

-Isabella Swan, ya lo sabía. El doctor Cullen me aviso que vendrías. Soy Sue Clearwater, es un gusto.- dijo sonriendo mientras tomaba mi mano para estrecharla. Luego la soltó y empezó a rebuscar entre los papeles que tenía en el escritorio.

Ten- dijo extendiéndome un papel con el horario y los nombres de los medicamentes del paciente, había un historial a nombre de Edward Anthony Masen Cullen. Me gusto ese nombre, me pareció como el nombre que tendría un caballero o algo así. De repente note su ultimo apellido: "Cullen", como el doctor. La curiosidad me gano y tuve que preguntar.

-¿El joven es familiar del doctor?- le pregunte tímidamente, no quería parecer una entrometida

-Si, es su sobrino. –Dijo sin mirarme mientras rebuscaba entre unos papeles- bien, aquí tienes tus horarios. Y puedes tomar uno de los casilleros vacios para tus cosas, ten este uniforme- dijo extendiendo un paquete- y por tu bien no te juntes mucho con Stanley, ella es muy… comunicativa, por decir algo. Ve, acomoda tus cosas y cámbiate, te avisare cuando llegue el Dr. Cullen, ¿De acuerdo?- sonrió mientras yo solo asentí y ella se fue.

Camine un poco confusa por los pasillos hasta que di con los casilleros, al fondo de la habitación había uno sin dueño, pude acomodar mis pocas pertenecientes, mi bolso con mis pocas cosas necesarias como mi celular, aunque no sabía para que nadie me llamaba, mi ipod, y mis documentos, un cambio de ropa por cualquier cosa.

Aproveche que no había nadie y pude cambiar mi ropa por el uniforme, no era feo, una falda blanca junto a una blusa celeste. Guarde mi ropa junto al resto de mis pertenencias.

Mientras cerraba el casillero escuche la puerta abrirse. Escuche dos voces.

-Así es, la nueva trabajara con el sobrino del doctor. Pobrecita, no sabe lo que le espera.- decía la enfermera que había encontré temprano.

-Si, tienes razón. Pobre mujer, debe ser una novata. ¿Crees que soporte una semana?- dijo la otra chica.

-Que va. No dura ni tres días. Ya verás- eso fue lo último que escuche antes que ellas salieran.

Esa platica me había preocupado, es más me espanto. De por sí, ya estaba nerviosa por ser mi primer trabajo y ahora esto. Era terriblemente preocupante.

Antes de salir, me vi en el espejo intentando parecer serena aunque realmente estuviera muerta del pánico.

Volví a la estación y ahí Sue me indico que el doctor me estaba esperando para hablar conmigo.

- Antes de que vallas ¿Puedo darte un consejo?- solo asentí, recibiría encanta cualquier consejo que ella me diese- Tenle paciencia, ha sufrido demasiado y no merece que las personas lo maltraten- dijo con sus ojos llenos de pena. Era todo lo contrario a lo que había percibido en las dos enfermeras que había escuchado antes y eso me confundió más.

Me dirigí a la oficina, aun un poco nerviosa. No sabía que esperar, después escuchar los rumores no sabía si creer en la palabra del doctor, o en esas mujeres que trabajaban ahí.

-Buenos días- me saludo cortésmente era un hombre amable, y muy guapo. La primera vez que lo vi pensé que mejor debía ser modelo – ¿Lista para conocer a tu nuevo paciente?

-Si.

-Solo debo darte unas indicaciones. Estas aquí únicamente para tratarlo a él, así que no te distraigas.-dijo viéndome seriamente, solo asentí ante su indicación- Su nombre, como supongo ya sabes, es Edward Masen. El no es peligroso, es un poco arisco, se encierra en su propio mundo, el puede llegar a ser como un niño. Debido a un acontecimiento trágico en su niñez, tiene cierto apego a un objeto en particular: una muñeca de porcelana- decía las palabras de manera triste, como si esa tragedia estuviera también ligada a él. Seguimos caminando por los pasillos del lugar, fue un recorrido muy largo, nos estábamos adentrando mucho en las instalaciones a cada paso que daba el lugar se volvía mas escalofriante para mi, era como una cárcel oscura; luego de caminar mucho y pasar por muchas habitaciones vacías nos detuvimos frente a una puerta, el saco un manojo de llaves y la abrió. Yo intentaba imaginarme como seria esa persona de quien me hablaba.

-De cualquier cosa que pudiera suceder te dirigirás directamente a mí o a Sue- yo solo asentí mientras entrabamos a la habitación.

De cierta manera era diferente a como yo me lo había imaginado, era lo contrario al resto del lugar. Había una cama muy bien arreglada, y en las paredes había repisas que estaba llenas de cuadernos. Había una mesa y en ella había una hermosa muñeca de porcelana adornando el lugar, todo parecía como la habitación que te gustaría tener en tu casa, espaciosa y de cierta manera inexplicable iluminada; reparaba mas en el lugar cuando de repente mi vista viajo directamente hacia una esquina de la habitación, sentado en una silla estaba el, era todo lo contrario a lo que había imaginado, era quizá el chico más guapo que hubiera visto, tenía un rostro muy hermoso, note que tenía unos hermoso ojos verdes, pero era un verde apagado, como si se volvieran negros. Vestía ropas normales, como si estuviese listo para salir. Mi vista volvió a su rostro. No sabía en porque repare tanto en detalles de su perfil, pero pude notar algo en sus facciones que me hacían sentir cierta pena por él, sus ojos no reflejaban nada ni alegría ni tristeza, estaban vacios y su mirada parecía cansada.

-¿Edward?- hablo el doctor, el joven solo levanto la mirada pero él no se movió de su lugar, veía al doctor como estudiando su rostro.

-Edward, ella es Isabella Swan, ahora estará encargada de ti, se amable con ella ¿Si?- le dijo el doctor poniendo su mano en el hombro de él, pero él no hizo nada, solo tenía su mirada puesta en mí, me sentí un poco nerviosa. Sus ojos me analizaban como deseando ver en mi alma, y sentí que quizás lo había logrado. Después de un momento volvió a dirigir su mirada al doctor con una expresión que no pude descifrar pero creo que el doctor Cullen lo hizo.

El doctor suspiro, y se giro hacia mí.

-Cuando tiene ánimos, le gusta dibujar. Ayúdalo en lo que puedas. Y por favor te lo suplico, no lo dejes mucho tiempo solo. Y…- su voz se corto- tenle paciencia.- repitió las palabras que me había dicho Sue.

Pude ver en sus ojos tristeza al decirme aquella petición. Suponía que para él su sobrino era alguien muy importante en su corazón.

-No se preocupe doctor, le aseguro que lo cuidare lo mejor que pueda.- dije intentando darle una sonrisa que lo reconfortara.

-Gracias-dijo devolviéndome una sincera sonrisa.

Cuando el salió de la habitación, vi la hoja con los horarios y me fije que era hora de que desayunara, ya que aparentemente alguien mas ya lo había arreglado. Me pregunte si había sido alguna de esas enfermeras chismosas, y luego pude darme cuenta que no podrían haber sido ellas, lo más seguro que hubiera sido Sue, ya que ella lo apreciaba, podía verlos en sus palabras para referirse a él.

-Hola- le dije acercándome a él.-Soy Isabella, pero si tu quieres puedes llamarme Bella- el no respondió nada, solo me veía fijo, como sorprendido.

-¿Te gustaría comer?- intente preguntándole dulcemente. No obtuve respuesta. Suspire.

-Ok, digamos que sí. Quédate tranquilo en un momento vuelvo, ¿si?- le dije suavemente.

Salí de la habitación a buscar su desayuno, Sue me indico que debía ir a la cocina a pedirlo.

Al cabo de unos minutos me entregaron una charola con comida, nada apetitosa podría agregar, me daba mucha pena darle de comer eso. Y recordé que en mi bolso tenía un sándwich para mi almuerzo y un jugo. Eso sería mucho mejor que esto.

Corrí a los casilleros y lo saque. Cuando volvía a la habitación el ahora estaba sentado en la mesa, parecía susurrarle cosas a la muñeca en la mesa. Eso me espanto un poco. Pero decidí no hacer caso.

-Mira te traje algo de comer.

Nada, Sabia que él me entendía pero ni atisbo que quisiese contestarme. Suspire nuevamente, este día sería realmente largo.

Puse la charola en la mesa frente a el, y con cuidado descubrí el sándwich y abrí el jugo.

-Vamos cómelo, te aseguro que esta bueno– intente animarlo a que comiera pero nada.

- Por favor come-

Pero nada. Ya me estaba desesperando. "Se paciente, se paciente" me repetía.

El solo me veía expectante, como si esperaba algo.

-Vamos, come- pensé por un momento, el doctor me dijo que le gustaba dibujar- y después podemos intentar dibujar- dije intentando animarlo. Y en ese instante sus ojos se iluminaron un poco. Volví a poner un trozo de sándwich en sus labios y esta vez abrió su boca para morderlo, de ahí el tomo el resto del pan y se lo termino por su cuenta. Luego le extendí el jugo y él se lo tomo sin chistar. Sonreí, al menos había logrado que comiera sin mucho problema.

Salí de la habitación con la charola vacía y la puse en una mesita para que luego la llevaran, pase recogiendo las medicinas que se suponía debía tomar luego de que comiera.

Ese sería otro reto.

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CONTINUARA,,....

Y BIEN Q LES PARECIO ?¿?¿...AMO ESTE FIC...Y ES DE LO AMS TIERNOO !!!!.....ESPERO QUE LES GUSTE TANTO COMO A MI Y AVISENME CUALQIER COSITA Q QIERAN ....MAÑANA SIGE EL SEGUNDO CAPP...

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