sábado, 3 de abril de 2010

FANFICTION: Porcelana.

Bueno ha diferencia de otros fics q he subido en este caso la genial autora me autorizo y yo estoy muy feliz y agradecida con ella por eso...les comparto su Hermoso fic aca.....si quieren comentar, preguntar o algo no duden en hacerlo....;)

Bueno no se olviden que los creditos y meritos son para la genia q escribio este hermoso fic:

"T.G.Kira" (Stefany) ella sube este fic en una pagina de fanfictions .

BUENO SIN MAS QUE DECIR LES DEJO EL SEPTIMO DE PORCELANA:


PORTADA



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Cap.7:

CUIDARTE

Estaba tardando, mucho. Por lo general ella regresa al mismo tiempo que Carlisle se iba. Sentía que algo no estaba bien. Sentía una angustia desgarradora, pero al mismo tiempo familiar, no podía recordar de cuando, pero se sentía bastante conocida.

El silencio me estaba volviendo loco.

No, no era el silencio, era porque ella no estaba. Su ausencia era lo que me estaba volviendo loco.

"¿No se supone que ya lo estás?"

Si, un pensamiento muy irónico. Pero preferí pasarlo.

Me senté frente a la mesa para intentar dibujar algo, pero extrañamente no podía hacer ningún trazo bien. Los minutos siguieron avanzando y sin darme cuenta la página que tenía abierta estaba completamente rebosante de garabatos, tire el lápiz por la frustración, este reboto en la mesa y termino en el suelo partido en dos. Cerré el cuaderno y lo tire al otro lado de la habitación.

"Ella no volverá. Se debe haber cansado de ti. Quizás ya no aguantaba estar contigo."

No. No, ella era buena. Ella no podía dejarme, no podía abandonarme. No podía.

La desesperación me invadió, sentí miedo, a que no volviera. Tome lo primero que había en mis manos y lo tire atravesando la habitación.

Me levante de la silla y me dirigí hacia los estantes. Todos los cuadernos terminaron en el suelo.

Ella no podía irse- repetía y repetía como si eso la trajera de regreso a mí.

Le tire un puñetazo a la pared con toda la fuerza que pude. Termine rasgándome los nudillos, sangraron un poco pero no me importo.

Me tire en el suelo, solo deseando acallar esas palabras.

"Ella no volverá"

Cuando escuche la puerta abrirse por fin, casi salto de la anticipación de imaginar que era ella. Pero para mi decepción quien cruzo la puerta no era mi Bella.

-¿Edward, que sucedió?- pregunto Carlisle alarmado al ver mi pequeño desastre.

-Nada- conteste secamente, levantándome de mi lugar.

-¿Cómo que nada?- se acerco rápidamente a mi pero yo me aleje de él, negándole la oportunidad de que me viera a los ojos y con ello entendiese algo. El suspiro ante mi negación a hablar con él. El siempre decía que a él podía decirlo todo, pero no deseaba hacerlo.

El reviso mi mano mientras ambos estábamos en silencio, La limpio y puso algo en ella.

-Para mañana estará mejor- dijo a manera de alegrarme, eso no podría hacerlo.

-Edward, ¿necesitas que Sue venga a estar contigo?- pregunto mientras me sentaba en la cama, ante su pregunta algo dentro de mi crujió. Era verdad, ella no volvería.

-¿Por qué? ¿Isabella se canso de estar aquí? ¿Se canso de sentirse atrapada? ¿De convivir con un loco?- pregunte amargamente.

-Edward, Bella tuvo que irse.- dijo de manera seca

-¿Por qué?-

-No puedo decirte-

-¿No puedes decirme? ¿Por qué no?- pregunte de manera molesta, me estaba alterando otra vez. Intentaba controlarme frente a Carlisle, pero me era muy difícil.

-No, Edward. Tranquilízate-

-No me tranquilizo. ¿Dónde está ella?- volví a preguntar poniéndome de pie. Estaba molesto, demasiado.

Carlisle masajeaba cansadamente sus sienes mientras suspiraba.

-Está bien, Edward. Pero primero cálmate, no quiero sedarte.- obedecí inmediatamente.

-Edward, hace unas horas uno de los internos ataco a Bella en los pasillos- tarde un minuto en captar lo que dijo. Y en el momento en que lo comprendí mis ojos se llenaron de lágrimas.

-¿Ella… ella…. está bien?- pregunte con un nudo en la garganta.

-Si, Edward, ella se encuentra bien. Un poco asustada, pero nada malo le paso, mas allá de unos moretes en sus muñecas no tenía nada físico-

-¿Volverá?- pregunte con miedo. Tal vez eso era suficiente motivo para que ella no volviera a pisar este lugar.

-Claro que volverá. Es más, ella no quería irse- contesto regalándome una sonrisa.

-¿En serio ella está bien?-

-Que si Edward. Está bien. Puedes estar tranquilo.- dijo poniendo su mano en mi hombro.- Ahora, ¿necesitas que Sue venga o que me quede yo?-

-No, no. Está bien. Puedo estar un rato solo.-

-¿Estas seguro?-

-SI, no te preocupes.

-Está bien. Y tranquilízate, ella está bien, ¿de acuerdo?

Solo asentí, después de un rato él se fue dejándome solo, otra vez.

"Ella estaba siendo lastimada y tu, otra vez, no pudiste hacer nada"

No, no podía hacer nada por ella. Jamás. Por más que deseara ayudarla o cuidarla jamás podría hacerlo.

No sé qué paso conmigo el resto del día, solo estuve ahí, esperando a alguien quien no vendría. Deseando que al día siguiente lo hiciera.

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"¿Tu crees que vendrá? No te ilusiones mucho. Recuerda que siempre hemos sido tu y yo"

No, no. Ella vendría. Carlisle me lo había dicho, yo quería creerle a él.

Me puse la ropa casi inconscientemente, solo pensaba en si ella estaba bien.

Me senté a esperarla, como todas las mañanas. Pero este día era diferente, tenía la incertidumbre si vendría.

Me revolvía incomodo en mi lugar, ansioso, nervioso.

Después de un rato de esperar había perdido la esperanza de que viniera.

Pero en cuanto escuche el ruido de la puerta todas las esperanzas volvieron de golpe.

Espere ansioso a que la puerta se abriera. Y al hacerlo, ahí estaba ella.

Sonreía, como tanto me encantaba que lo hiciera. Sus hermosos ojos marrones se veían un poco apagados, y sus hermosas mejillas estaban un tanto sonrojadas.

En cuanto estuvo dentro de la habitación, no pude refrenarme de levantarme y tomar su mano. Casi la arrastre junto a mí.

El calor que ella me hacía sentir en el pecho era único, especial.

Tome su mano derecha y la levante con cuidado para poder ver sus muñecas.

Me horrorice al verlas de un morado casi negro, con mucho cuidado mi dedo recorrió las feas figuras, esperando no lastimarla.

-¿Te duele?- no pude evitar preguntar.

-Un poquito- dijo con voz entrecortada.

Deje su mano en mi regazo y tome la otra para inspeccionarla.

Ahí estaban las mismas marcas negras. Dedos. Dedos que la habían tomado con fuerza, que la habían dañado, que la habían asustado, que la habían alejado de mí.

No quería dañarla más. Tome ambas manos las subí hacia mis labios, sentí sus manos temblar, pero no quise soltarla. Bese las marcas con ternura y delicadeza, como ella merecía ser tratada, deseando poder borrarlas, deseando desaparecer su dolor.

"sabes que por más que quieras hacerlo, no puedes"

Esta vez no era un comentario malicioso, era la pura verdad.

Aun así, no solté sus delicadas manos. Pasaba mis dedos por sus moretes, deseando que se sintiera bien conmigo, que sintiese que solo quería cuidarle, protegerla. Aunque ¿Cómo podría? Si lo pensaba bien había parte de culpa en mí. Ella estaba aquí por mí. Si ella no tuviese que venir, no le habría pasado nada. No había pensado eso, pero ahora que lo hacía tenía sentido. Y ella estaba ahí conmigo, como si nada.

-Lo lamento- dije muy suavecito

-¿Por qué pides perdón?- me pregunto, como si no me entendiese

-Es mi culpa que esto pasara. Si no tuvieras que estar aquí conmigo, esto no hubiera pasado-

-Edward, esto no fue tu culpa. Fue mía por estar distraída y por no poder cuidar de mi misma.-

¿Cómo ella podía culparse? ¿Cuidarse, defenderse? ¿Cómo podría? Ella era tan delicada, tan preciosa. Ella necesitaba que alguien la defendiese, y seguramente ese alguien no era yo.

No dije nada, solté sus manos y me dirigí hacia la mesa.

Pronto Carlisle vino. Como todos los días. A veces no entendía porque lo hacía. El decía que avanzábamos, que tenía mejoras. Me instaba a que saliera de la habitación, pero sinceramente no deseaba hacer eso, hasta hace poco.

-Carlisle ¿todavía puedo salir de la habitación?-

-Claro que si- contesto sorprendido- ¿a qué se debe tu cambio?

-No sé. Me gustaría salir y caminar un poco- dije desinteresadamente.

-Me alegra. Déjame hablarlo con Bella, ella deberá acompañarte, ya sabes-

Claro que lo sabía, ella era la razón por la que quería dejar mi refugio seguro. Estar con ella, cuidarla por un momento aunque fuese.

Carlisle siempre me daba los saludos de Esme y Emmet. No recordaba mucho a Emmet, pero a Esme la recordaba con claridad.

Pronto Carlisle se fue. Y yo me senté a la espera de mi muñeca hermosa.

Pensé en que podía estar haciendo.

Lo más seguro era que ya viniese por los pasillos.

Los pasillos en donde ella fue atacada.

Me asuste pensando en que eso le puede ocurrir otra vez y hasta cosas peores. Horribles.

Cuando entro a la habitación, sentí que podía respirar de nuevo.

Atravesó el cuarto rápidamente sentándose junto a mí.

Levanto una hermosa flor que tenía entre sus manos.

-¿Qué es?- pregunte, la había visto antes, pero no recordaba su nombre.

-Es una rosa- contesto cuando la tome de entre sus manos. Claro, rosa. Si, ese era su nombre, tenía tiempo de no ver una. Recordaba que una vez Esme me dijo que se regalan cuando una chica te gusta.

Eso significaba que…. ¿Se la había regalado alguien? ¿Por qué? ¿Quién sería?

-¿Quién te la dio?- pregunte perdiendo la alegría del momento

-Me la regalo Demetri, un enfermero- se la había dado un tipo. Deje la rosa en la cama y me levante de ella. No quería que me viese molesto, no quería molestarme con ella.

-¿Qué sucede?-

-Nada- conteste mientras tomaba uno de mis cuadernos y empezaba a trazar en el.

Miraba de reojo hacia donde ella estaba y la podía ver sonriendo mientras jugaba con la rosa.

A ella le gustaba.

Eso me molesto aun más. ¿El tipo ese la querría? ¿Ella lo querría a el?

¿Cómo saberlo?

Viéndola con la rosa me di cuenta de algo. Las rosas no eran para ella.

Es verdad que es una flor hermosa. Pero es demasiado extravagante, demasiado opulento. No era como ella.

Ella es preciosa, si. Es delicada, pero es más sincera, más pura. Ella sería como… como….

"Las fressias"

Sí, eso era. Fressias.

Ella era tan hermosa y delicada como esas flores. Era igual de pura e igual de sencilla como ella. Ella no necesitaba más que de su sonrisa para ser el mundo para alguien.

Le di la vuelta a la pagina para empezar el trazado, sin darme cuenta mis manos se movían con rapidez por el papel. Deseaba terminarlo hoy. Podérselo dar.

Puse todo mi esfuerzo en hacerlo lo más hermoso para ella. Ella merecía lo mejor, lo más bello como ella.

Cuando menos lo pensé el dibujo estaba terminado. Un pequeño ramo de fressias, atadas con una cinta.

Cuando lo termine, ella estaba a punto de salir.

"¿Y si prefiere la rosa?"

Eso fue un golpe bajo.

No había pensado en que no le gustaría. Tal vez ella prefería la rosa.

-¿Bella?- llame temeroso

-¿Qué sucede Edward?

-¿Te agradan las fressias más que las rosas?- su risa tintineante lleno el lugar. No sabía cómo interpretarlo.

-Sinceramente, si. Me gustan más las fressias que las rosas- sonreí ante su respuesta. Ella inmediatamente salió.

Termine los detalles de la imagen.

Tome un lápiz de color y le di color a la cinta, de un hermoso azul.

Me debatía entre sí escribirle algo o no. Y si lo hacía "que" escribía.

Decidí escribir un simple "para ti".

Cerré el cuaderno antes que ella entrase. En cuanto lo hizo me ofreció las horribles pastillas y me las tome rápido. Me dirigí hacia la cama, debatiéndome en cómo darle el dibujo. Ella estaba arreglando las cosas fuera de lugar.

¿Y si no lo quería?

No quería enfrentarme a su rechazo. Aunque estaba seguro que ella no me rechazaría, no quería enfrentarme a la posibilidad.

Note que en uno de los estantes estaba la rosa. Arranque con cuidado la pagina del dibujo y lo puse debajo de la rosa. Esperando que ella entendiese que era para ella.

Luego me acosté en la cama y cerré los ojos fuertemente. No quería ver si ella lo dejaba ahí.

No supe cuanto tiempo pase así, hasta que sentí un suave roce en mi mejilla.

Lo siguiente que escuche fue un "gracias" en un murmullo.

Inmediatamente supe lo que era. Los labios de Bella. Bella me había besado. Le había gustado mi presente.

Había aceptado lo que yo le di. La había hecho feliz

"Ojala no te dañe"

Ella no lo haría. Jamás lo haría. Y con ese último pensamiento la oscuridad se hizo paso en mi.


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CONTINUARA...........

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