jueves, 22 de octubre de 2009

FANFICTION.."CELOS"...CAP. 19 Y 20 :

AYER ENCONTRE ESTE GENIAL FIC Y ME RECORDE DE Q YA LO HABIA LEIDO ANTES Y PENSE EN SUBIRLO DE INMMEDIATO...OVIAMENTE ACLARO Q YO NO LO ESCRIBI Y LA GENIA QUE MERECE LOS MERITOS SE LLAMA :


" Asuka Ishida "

ELLA ES LA GENIA QUE MERECE LOS MERITOS ..NO YO..BUENO ESPERO Q LES GUSTE...Y AMEN LA HISTORIA COMO YO..PORQ ME ENCANTOOO !!!YO LO HAGIO CON MUCHOO RESPETO...NO QIERO FALTARLE EL RESPETO A LA AUTORA..SOLO QIERO Q CONOZCAN SU ERMOSO TRABAJOO...LES ENCANTARAA MUAJAJJAJ..
AQUI LES DEJO EL PRIMER CAPITULO..SIN ANTES RECORDARLES QUE SUBIRE LOS OTROS FICS QUE HABIA DICHO..YO CUMPLO CON LO QUE DIGO...ASI Q NO PIENSEN QUE LO OLVIDE...OK??
XD :)


CAP. 19:

. Aclaraciones y Reconciliaciones .

(Edward PoV)

Jasper se fue directo a la televisión seguido por Emmett. Yo ya me encontraba en el sillón.

Y ahí estábamos los tres.

Impacientes.

Frustrados.

Y excitados hasta la médula.

- Barney…necesito ver Barney – Clamó Jasper en su cabeza, mientras el control remoto temblaba en su mano – o tal vez los Teletubbies…- Emmett ya se veía mentalmente jugando Halo.

- X-box 360. Concéntrate Emmett, imagina el control del X-box, iniciamos una partida de Halo…-

Justo ahora, yo trataba de pensar en un hipopótamo en tanga.

Mala idea.

Ahora además de sentir una extraña necesidad, también me siento asqueado.

- ¡BAM! Y ahí va otro cabo derribado –vitoreó Emmett muy compenetrado en su “juego mental” de X-box 360 – mi compañero de equipo se voltea para darme cinco y …¡Esperen un momento!...¿Por que es Rosalie tiene que estar desnuda? Primero el hipopótamo en tanga y ahora una imagen mental en extremo gráfica de una de mis hermanas en una forma que NO quiero verla.

- IUUG, Emmett!! – le dije arrugando la nariz.

- Lo siento hermano, no lo pude evitar -

- Tinky Winky, Dipsy, Lala…Po – Pero que…- Teletubbies…teletubbies…

Hacía ya bastante tiempo que no deseaba fervientemente no tener la capacidad para saber las bizarras cosas que ocurrían en las mentes de mis hermanos. Y este era un momento en el cual daría lo que fuera por no tener esta capacidad. Me volteé hacia mi rubio hermano, mirándolo como si fuera un completo desconocido. ¿Dónde estaba ese Jasper tranquilo, que conservaba la cordura en todas las situaciones excepto en algunas donde su deseo por sangre era mayor que su voluntad?

Oh, olvidaré la pregunta.

Jasper se fue a Timbuctú cuando su entrenadora se enojó con el, y luego tomó un vuelo exclusivo a la luna al ver a Alice.

- ¿Y tu que tienes? – le pregunté a Jasper indignado - ¡Criticaste el tono de Barbie Girl de este Cabeza hueca…- señalé a Emmett.

- ¡Oye! – se quejó Emmett.

- …Y ahora te aprendiste la de los Teletubbies?! -

- ¡Es justo y necesario! – gritó Jasper.

- No me hagas reir, Emo-Jazz – le dijo Emmett riendo.

- ¡Cállate Emmett! – Jasper se volteó contra mi otro hermano.

Justo lo que faltaba. Terminaremos peleando entre nosotros por lo frustrados que estamos.

Nos quedamos un segundo callados.

Emmett aún conservaba esa sonrisa tonta, yo trataba de pensar en tostadoras voladoras y Jasper miraba abstraído a los Teletubbies.

Quizá los estaba mirando de más.

Definitivamente, mi hijo o hija no verá esos programas lava-cerebros. Es una de las causas de por qué los niños de hoy en día son presentan síntomas de crecimiento precoz y problemas de personalidad. ¡Solo basta con mirarlos! Unas botargas con colores que hablan con monosílabos…harán que mi bebé termine como retrasado mental.

Ejemplo viviente: Jasper.

- Hermano…me das miedo – escuché de Emmett – estas viendo raro a Po.

Jasper se tensó al escuchar el nombre de esa ridícula botarga de color rojo.

- De hecho, le veo parecido con Alice – siguió Emmett.

- ¡Basta! – dijo Jasper en un grito, pero sin parecer del todo molesto.

- Esas pequeñas piernitas rojas – Emmett dijo sugestivamente – bailando como hace rato…

-No voy a resistir mucho…- escuché de la mente de Jasper.

- Emmett, mejor no sigas – sentencié – una bomba de emociones va a explotar y…

Pero Emmett pasó olímpicamente por alto de la advertencia.

- Sus suaves y pequeñas curvas cerca de ti, luego una mano envuelta en guantes rojos se posa en tus pantalones…- Mientras Emmett decía esto, se reía en su mente incontrolablemente.

Habrá problemas.

- Voy a…a explotaaaar!- Jasper sollozó.

Edward, piensa rápido. Me dije a mi mismo ante la inminente idea de peligro.

Carlisle y Esme aún no regresan. Las chicas están en la habitación de Alice.

Si Jasper explota soltando todas esas emociones fuertes, ni siquiera el hipopótamo en tanga me detendrá y terminaré teniendo sexo salvaje con Bella en algún lugar de la casa y no me importaría que sea frente a mis hermanos.

Y eso no podía suceder.

(Bella PoV).

- Sus caras fueron para morirse de risa – se carcajeó Rosalie

- ¡Seeeh! ¡Lo tenemos que repetir! – Chilló Alice, saltando alrededor de la habitación.

Los ojos me pesaban.

Los parpados comenzaban a cerrarse, pero luché contra la idea de dormir.

¡Aún es temprano! ¿Dónde quedó la diversión?

A quien engaño…la espalda me duele, los pies me están matando y aparte de todo, la idea de que Edward me de un masaje con sus frías, suaves y firmes manos se me hacía bastante tentadora. Imaginarlo recorriendo mi espalda, tocando cada rincón y haciéndome temblar y…

Errr…creo que también tengo un poco de sueño. Pero Alice y Rosalie parecen mejor, y dejarlas solas en este momento de diversión…

- Hay Bella – dijo Alice poniendo los ojos en blanco y luego haciendo un mohín adorable en su nariz - ¿Qué voy a hacer contigo?

- ¿Eh? – pregunté sin entender.

- Mira, ¡Ya nos vengamos! – dijo eufórica.

- Pero...Carlisle y Esme aún no regresan -

- Y no lo harán pronto – dijo Rose sonriendo burlona, dando a entrever que no salieron a una simple caminata nocturna – descuida. Aparte tienes que descansar por dos.

- ¡Exacto! Mi sobrino tiene que dormir muy bien – dijo Alice eufórica.

En un segundo estaba a la altura de mi vientre, su mejilla contra él y se masajeaba de arriba abajo en mi barriga. ¿Por qué será que me recordó a un gato?

Sonreí enternecida, pero detuvo de improvisto y cerró los ojos para después abrirlos desmesuradamente y luego desapareció.

Estuve a punto de decirle algo a Rosalie, cuando apareció de nuevo con una maleta.

- ¿Qué sucede? – pregunté alarmada.

- Jazzy va a explotar – dijo mi pequeña hermana.

- …No de nuevo – masculló Rose entre dientes.

No entendí. Jasper estaba a punto de explotar…pero, ¿Por qué explotaría?

- ¿Explotar? – Alice se limitó a asentir - ¿Pero esa maleta…?

- Puede ser peligroso para ti, Bella – dijo – Edward estará aquí en unos segundos, te llevará lo más lejos posible a una de las casas de la familia.

- Oh – alcancé balbucear.

- ¡Nos veremos mañana! – gritó Alice y me abrazó rápidamente.

- Cuida a mi sobrino – dijo Rosalie reluciente, y me dio un abrazo.

Lo próximo que supe fue que estaba en el interior de un automóvil muy conocido.

- ¿Lista? – su voz aterciopelada preguntó.

Volteé y vi a mi Dios Griego que se aferraba al volante.

- No entiendo para qué – le contesté – Si de todas maneras tu vas a manejar.

- Muy graciosa – dijo.

La sonrisa torcida que tanto me gusta se formó en sus labios y tuve que voltear mi rostro a la carretera, que parecía más bien manchas borrosas de gris y verde dada la velocidad que el auto alcanzaba.

- Así que…- comenzó – dime como viste la competencia, cariño.

- Uhm…creo que – tartamudeé – estuvo…bien.

- Entonces estuvo bien – repitió - ¿Solo eso?

Deslizó una de sus manos a la pierna más cercana. Tocándola suavemente como si se tratara de seda.

Temblé ante su toque.
Cerré los ojos con fuerza, sintiendo la sensación inigualable de su tacto…pero, retiró la mano, y volteó de nuevo hacia el camino con un semblante indiferente.

(Edward PoV)

La sentí temblar, y de inmediato alejé mi mano codiciosa de ella. Soy un estupido…yo con mis pensamientos indecentes, sin darme cuenta de cuanto me odia. La entiendo por no querer estar cerca de mí.

- Perdón, Bella – dije.

Por supuesto que pedía perdón. Era trillado, llevaba mucho pidiendo perdón y tratando de compensar las acciones que he llevado a cabo últimamente…y sobre todo, por dejar que mi impulso se adelantara a lo que mi mente quería evitar.

- ¿Perdón por que? – me preguntó, y sentí la sangre aglomerarse en sus preciosas mejillas.

Moví la cabeza varias veces, tratando de evadir la respuesta. El tema en sí me hace sentir despreciable, incapaz de estar cerca de Bella sin un ápice de arrepentimiento y culpa.

- Algunas veces me gustaría poder escuchar lo que piensas – dijo en un susurro que fue audible para mi.

- Te decepcionaría – contesté.

- No puedes saber sin haberlo dicho antes -

Volteé el rostro a verla, y por unos segundos sentí que cedía ante lo que quería saber. Bueno, en sí no era algo difícil complacerla con lo que quería pero sería más complicado explicarle los pensamientos que se conjuntaban en una cantidad sorprendente en mi cabeza. Aún siendo humano recuerdo ser bastante activo mentalmente, pero siento vampiro aumentó a cantidades abrumadoras.

Hice una mueca. Si se lo quería decir tendría que ordenar los millares de pensamientos que flotaban en este mismo momento…tantos que incluso algunos quedan varados en la laguna mas lejana de mi muerto cerebro.

- Pensé que las evasivas acabarían cuando estuviéramos casados – dijo, y escuché algo de tristeza en su suave voz.

- Eso tiene un poco que ver – dije.

- Entonces seguirán las evasivas…-

- No, Bella – la corregí. Mi Bella…amo cuando exagera incluso los mas pequeños e insignificantes detalles – yo quería decir a lo de estar casados…

- Ah…- asintió – continúa.

- No debí tocarte de esa manera – le dije, tratando de explicar por qué el comienzo de nuestra plática – no cuando estoy ante la idea de que me odias.

- ¿Por qué lo das por hecho? – me preguntó, y sentí su enojo esconderse tras su tono.

- Bella, sobran motivos por los cuales odiarme – entre dientes dije, me pasé una mano por el cabello – Mírame, soy el peor esposo. En tan poco tiempo te he hecho sentir desdichada…y también me he hecho desdichado en el proceso – aún con la vista en el camino y sin tener valor de mirarla a los ojos dije.

Eso es verdad. Si Bella era herida de alguna forma, yo también sentía su dolor.

- Algunas veces pienso que sería mejor que hubieras seguido tu vida – dije en un suspiro –…como una humana normal.

- Déjame entender…- estaba dolida – entonces, como no todo es un cuento de Disney… ¿te arrepientes de haberte casado conmigo? – preguntó, y sentí como mi pecho se contraía de lo rápido que comenzaba a pedir aire innecesario – Me imagino que debió ser un sacrificio demasiado grande dejar ir a Tanya, pero siempre me puedo hacer a un lado Edward…

Detuve el auto en seco. Ya faltaba muy poco para llegar a la casa vacacional que Esme compró hace ya algunos años, pero que por falta de disponibilidad de los demás de la familia no se habitaba por largas temporadas. Por el parabrisas se podía ver el mar, oscurecido por la negrura del crepúsculo e iluminado por la recién nacida luna, que tardaría algunas horas en coronar gloriosa el cielo nocturno.

- ¡Demonios, Bella! – grité ofuscado, dolido ante las palabras de mi ángel – Anduve un singlo sin compañía alguna, caminando la tierra con el terrible vacío que traté de llenar con mis propios tormentos – la estaba mirando fijamente – no entendía el amor que mi familia tenía entre si. Sentí que no había nadie para mí…pero era por que tú no habías nacido siquiera.

Me volteé, estando frente a ella y le tomé una de sus cálidas manos.

- Lo admito, te odié el primer instante que te vi – dije, y la sentí temblar pero seguí sosteniendo firme su suave y cálida mano – Te odié, creí que destruirías lo poco de paz que había conseguido acumular en todos esos años de castigo a mi mismo pero me tomó muy poco darme cuenta de que eres lo mejor que pudo ocurrirme…- hablaba muy rápido, pero moví la cabeza y me llevé el cabello para atrás tratando de calmarme – Llegaste, y creí en la posibilidad de tener alma…por que tu me la devolviste.

Sus ojos se abrieron grandemente, y comenzaron a brillar.

- Creí que…tal vez – me acerqué mas a ella, y su esencia me embelezó como una droga a un adicto – Dios sigue ahí arriba, mirándome y por eso hizo que existieras.

Lágrimas caían de sus ojos, y yo traté de limpiar algunas con mi dedo meñique.

- Dios me ha devuelto mi alma, Bella. Y tu eres mi paraíso – completé.

Un ardor comenzaba a adueñarse de mis ojos y supuse que si fuera humano como Bella, estaría llorando igual que ella.

- ¿Cómo puedes decir eso? – Preguntó, aún con lágrimas en ambos lados de su rostro – No…yo no tengo nada especial. Soy de lo más común, plana y no tengo nada para darte…-

- Bella, me lo has dado todo – susurré – me has llenado, has hecho que mi existencia tenga sentido…y justo cuando pensé que no había nada mas que pudieras darme, me has dado el mayor obsequio de todos…- me pegué a su frente, y aún seguía sosteniendo su mano.

Posé la mano libre sobre su vientre, sintiendo los apresurados latidos. Primero lejos, como si estuviera en el fondo del mar que estaba frente a nosotros, y luego tan fuertes e irregulares.

Irradiaba vida.

Una vida que Bella y yo creamos a pesar de que técnicamente estuviera muerto.

Una vida que se creó gracias al amor que compartimos.

- Si me has dado todo eso… ¿Por qué arrepentirme de lo mejor que me ha sucedido? – rocé mi nariz con la suya.

Un sonoro sollozo resonó en el Volvo, y después trató de contenerse. Traje su cabeza para que descansara en mi hombro y rodee mis brazos en su cintura. Pasaron unos minutos y se alejó de mí, recuperando el aliento y bastante agitada, las lágrimas aún caían, pero menos que en un principio.

- Soy una tonta – se cubrió la cara avergonzada – no debería llorar…

- Tonta Bella – me reí entre dientes y le acaricié el mentón. Eso solo hizo que bajara las manos y sus ojos mostraran perplejidad.

- ¡¿Entonces si soy una tonta?! – gritó alterada.

Creí que solo yo podía sufrir tantos cambios de ánimo en tan poco tiempo. De la tristeza pasó al enojo en un abrir y cerrar de ojos y a decir verdad…da miedo.

- Lo dudo amor, pero siempre has sido de lágrima fácil – reí nervioso – aunque sospecho que las hormonas magnifican esa hermosa cualidad.

- Jaja…muy gracioso – su sarcasmo me hizo reír más. Y ella se contagió.

Su risa invadió mis sentidos, como si hubiera vivido siglos sin ella.

Sonreí tontamente, y de repente me imaginé al lado de Emmett. Si la gente me viera con él así seguramente SI creerían que somos hermanos biológicos…es un simple.

Encendí el auto y Bella se acomodó de lado, de tal modo que me veía en todo momento. Lo demás del viaje – que no fue mucho – transcurrió en silencio.

Bella bostezó en promedio unas cinco veces, y a la sexta estábamos justo en la entrada de la casa de playa. Una linda propiedad muy cerca de Port Angels, privada por supuesto y desolada, rodeada de abundante vegetación cosa que no le hizo mucha gracia a Bella.

- ¿Por qué nunca me dijiste que tenían una casa en la playa? – me preguntó, haciendo un puchero.

- Creo que no salió a colación en la plática, amor – le respondí riendo entre dientes.

Comenzó a tambalearse al caminar, así que la tomé en brazos y entramos a la casa. Estaba justo como la recuerdo, así que no me molesté en revisar a fondo y lleve directamente a Bella a la que Esme designó como mi habitación. Era circular y muy espaciosa, con vista hacia el mar y la cama en el centro. Un sillón enfrente de ella y la chimenea en la pared de la izquierda.

- ¿Una cama? – Bella hizo la observación.

- Si, ya sabes…Esme quería que la gente que viene a limpiar no sospechara nada – respondí.

Asenté la maleta de Bella y ella la tomó presurosa.

- Creo que…me iré a cambiar – dijo, y al verla fijamente se puso roja.

Adorable.

- Como gustes mi amor – le sonreí.

No me importaría ver un poco…mi mente fantaseó.

- El baño está en esa puerta de ahí – le señalé y mi cuerpo comenzó a dolerme.

- Uhm…si – dijo y corrió presurosa jalando la maleta.

¿Qué me sucede? Bueno…no es que no haya visto a Bella antes. Le he visto TODO…y es frustrante…

Ah…acabo de recordar lo frustrado que estaba.

(Bella PoV)

Hacía un momento que abrí la maleta que Alice había preparado para mi, y envuelto en una bolsa de Victoria’s Secret encontré una nota encima de la prenda azul.

¡Bellaaaaaaaaa! Tienes que ponerte el babydoll, confía en nosotras.
Lo volverás completamente loco.
Atte. Alice y Rosalie.

¿Por qué a mí?

Arrugué la nota y la tiré en la papelera del baño. Desenvolví el “famoso” babydoll y me quedé anonada. ¡Era una trampa mortal! Y para colmo, tenía que ser azul… ¡Ellas saben que Edward tiene debilidad con el color azul!

Claro que confiaba en ellas, por que su malévola obra haría que Edward perdiera la razón y después de lo del coche no estaba segura de que fuera lo correcto. Esta claro que aún tenemos mucho que aclarar…pero, fue uno de los mejores momentos de mi vida.

Fuera de mi sentido común me puse el disfraz que Alice me mandó y me desmaquillé. Mi rostro pudo respirar en paz al sentirse libre de maquillaje y me peiné el cabello, haciendo que regresara a su estado natural. Di un paso frente al enorme espejo que había y tragué llena de temor.

¡Parezco una ballena! Estoy enorme…

- No, no, no, no, no! – dije en voz alta presa del pánico.

¿Cómo se supone que voy a salir así y ver a Edward? Bueno…aunque, si no salgo así solo quedaría una alternativa.

- ¿Bella? – su voz parecía preocupada a través de la puerta - ¿Estas bien? Escuché que decias no a algo.

La única era salir completamente desnuda, dado que Alice no había tenido la gracia de ponerme otra opción y así ejercer mi derecho de libre albedrío.

Creo que cruzaré algunas palabritas con ella cuando la vea.

Y en cuanto a salir desnuda…no, eso era…

Imposible.

- ¿Bella? – volvió a preguntar - ¿Quieres que entre?

Pero no tengo que tener miedo. Además, no puedo estar encerrada toda la noche en el baño por temor a que Edward vea cuanto he engordado estos últimos meses. Tener cuatro meses de embarazo no era tan malo aún pero…parezco un elefante.

- Voy a entrar -

No creo que sea tan…

Demasiado tarde. Estaba tan preocupada pensando en lo gorda que me veo que lo próximo que supe fue que al voltear mi cabeza, Edward estaba mirándome desde el marco. Su rostro completamente en blanco, como…como si acabara de ver un fantasma.

Observé que también el se había cambiado. Ahora traía una playera blanca holgada de apariencia muy fresca y unos pantalones de mezclilla levemente deslavado color gris.

- Creo que…me iré a sentar al sofá – dijo, aún serio – la cama ya está lista.

- ¿Por qué te vas a sentar cuando puedes acostarte conmigo? -

NO LO PUEDO CREER…. ¿eso acaba de salir de mi boca?

(Edward PoV)

Todas las implicaciones que conllevaban la pregunta de Bella me dejó helado. Pero al momento sentí los ánimos de la habitación caldearse con algo mas que mi usual heladéz corporal.

Ver a Bella con ese adorable conjuto para dormir me dejó impávido, despertando a la fiera hambrienta de su cuerpo y esencia de su no tan prolongado letargo – osea, desde hace una hora – y haciéndome sentir mal por todas las perversiones que pasaban en mi cabeza.

- No Bella, creo que no puedo…-

Mis neuronas se pegaron con las paredes de mi cerebro, haciéndome querer caer en la tentación. Pero no podía…

Tenía que respetar las reglas que Bella impuso. Ella parecía contrariada y su rubor se intensificó.

- Edward, creo que esto ya lo hemos discutido antes de casarnos – dijo a mis espaldas - ¿Tendré que rogarte de nuevo que estés conmigo?

- Bella, sabes que lo hacía por tu bien – aseguré.

- Creías que me ibas a aplastar con toda tu fuerza y romperías mis huesos de la pelvis…ya lo sé demás, pero ¿Adivina que? – me preguntó irónica – No lo hiciste, y aparte…no me refería a eso.

- Dime para que entienda mejor -

- Yo…no puedo dormir bien – se sonrojó mas, y sentí que correría a tomarla en brazos y acostarla en la cama de una vez.

- Bella…segura que esta bien con las – comencé a decir despacio, esperando que ella se diera cuenta y me mandara al sofá toda la noche - ¿Reglas?

Dejó escapar un suspiro.

- Las “reglas” fueron una tontería, Edward – me dijo enojada – Y me arrepentiré si no haces nada en 5, 4, 3…

- Oh, bueno…si lo pones de esa manera –dije sugestivo.

Con toda mi velocidad apagué las luces y en un milisegundo Bella ya estaba acostada en la cama y yo me tiré junto a ella, que bostezó de nuevo.

- Buenas noches, ángel – le dije, y le di un fugaz beso en los labios.

- Bu..enas noches – balbuceó víctima del sueño que comenzaba a acogerla.

Comencé a cantarle su nana, y sentí como de a poco sus músculos se relajaban.

- Edward…- murmuró entre sueños – Te amo.

- Y yo a ti, Bella Cullen – le respondí, y a pesar de estar dormida me sonrió

.------.

CAP. 20:

.Desesperante Hambre.

- ¿Estas bien, Edward? -

La voz de Bella me sacó de mi abstraimiento.

Mejor llamémosle estado de atontamiento continuo.

-Claro amor, claro – respondí casual, mientras que en mi interior quería agitar con fuerza la cabeza.

Oficialmente se convirtió en la noche mas frustrante aparte de la primera que compartí con Bella mientras velaba su sueño. Todo estaba en silencio, escuchaba perfectamente las olas del mar romper contra la orilla y la brisa marina era relajante. Mi ángel estaba acostada de lado como ya le había indicado Carlisle que debía.
Mi brazo la rodeaba completamente, y su cabeza rozaba mi nariz dejándome inspirar el aroma a fresia que embriagaba mis sentidos…pero fue la muerte cuando, sin esperarlo, subió una pierna y de un modo insinuante la dejó en mis caderas. Sus dedos y el contorno de la planta de su pie me acariciaron la espalda provocándome un nada inocente cosquilleo de deseo.

Traté…juro que trate de pensar en cosas repugnantes. Pero el hipopótamo en tanga se fue en un vuelo directo y sin escalas a Plutón…no tenía el poder para contrarrestar el efecto de las deliciosamente bien torneadas piernas de Bella…

Me sentí como un cerdo.

Un cerdo lujurioso que quería profanar a ese ángel, adornado con esa celestial y divinamente sexy bata azul.

Adorable e inocente.

Si…fui un cerdo y me lo recordé a cada segundo restante de la noche. Dio resultado en algún momento. Comencé a ver la pierna de Bella como un reliquia histórica patrimonio de la humanidad, de esas que tienen un enorme letrero con letras en rojo brillante con la leyenda “Prohibido Tocar” …

Hasta que para mi desgracia comenzó a gemir.

Gemía mi nombre.

En esos momentos me maldije a mi mismo y a cada grano de arena en la playa. Parecía que estaba teniendo un…mientras gemía mi nombre.

Cerré los ojos con fuerza al volver a mí las sensaciones de ese momento.

- ¡Edward! – gritó Bella.

Abrí los ojos. El sonido de las ruedas frenando estrepitosamente me alertó de que otro vehículo venía en el mismo carril que nosotros en dirección opuesta. Frenó tratando de evitar el choque, pero reaccioné más rápido y di una vuelta al volante del Volvo.

- Malditos conductores borrachos – apreté la quijada para contener el enojo.

Bella estaba hiperventilando ya de toda la presión – y susto – al ver que estuvieron a punto de chocarnos.

- ¿Estuvo muy cerca, cierto? – Pregunté sabiendo la respuesta – Excúsame…

- Edward, tenías los ojos cerrados – reclamó agitada.

- Ya te he dicho que no sucederá nada, Bella – le dije aún enojado.

- Lo sé pero…- se puso una mano en el pecho buscando aire – me asustó.

- Me di cuenta, amor – le dije culpable – no volverá a suceder.

- Por cierto – dijo cambiando de tema para suavizar el ambiente - ¿Por qué huimos de casa anoche? Escuche a Alice decir algo de que Jasper explotaría pero…no entendí.

- Era algo inevitable que explotara – dije – Si me gustara apostar amor, te apostaría lo que fuera a que si explotó.

- Pero ¿Qué de malo tiene que Jasper explote? -

Bella entenderá lo que conlleva que Jasper explote solo cuando lo pase las suficientes veces. Esto solo me remontó a las numerosas veces que sucedió en la última década…cierto, solo fueron dos insignificantes veces pero bastaron para que nadie quisiera que volviera a ocurrir. Contando al causante.

Mi garganta comenzó a arder, inspiré para que se pasara pero el embelesante olor de Bella me llenó por dentro e hizo que el dolor se intensificara a cada micra de segundo. Cerré los ojos, pero de nuevo los abrí…no quería que sucediera un accidente que perfectamente podía evitar al concentrarme en la carretera y evitando pensar en el hambre.

- ¿Estas bien? – La voz de Bella – hace un momento tenías el mismo semblante.

Volteé a verla, tragué la chorreante ponzoña a mi estómago y le sonreí disimulando.

- Bella – le dije aún sonriendo – ahora que lo recuerdo, por toda la agitación de ayer no merendaste nada – cambié de tema casualmente, aunque el borboteo de palabras se achocaba en mis labios a causa del nerviosismo – debes estar hambrienta.

- Parece ser que el hambriento es otro -

Claro, claro. Las indirectas directas de que tanto ella como mi adorado angelito en su vientre estaban deseando probar un suculento bocado de algo delicioso, que se derritiera en la jugosa cavidad de Be…

Errr…¿Qué demonios estoy pensando?

El hambre me esta haciendo perder la razón.

- Entonces el bebé tiene hambre – las palabras se atropellaban entre ellas – soy un desconsiderado, seré el peor padre de del mundo…si mi hijo aún estando dentro de ti se muere de hambre por que yo no te alimento entonces…

- Edward – me llamó entrecerrando los ojos - ¿Acaso crees que tengo un pelo de tonta?

- Este…- quise contestar pero algo me dijo que me arrepentiría el primer instante de que Bella despertara como vampiro recién nacido – Esa es una pregunta capciosa ¿Cierto Bella? No tengo que responder si sé que voy a decir todo el antiguo testamento bíblico verbalmente.

- Gracioso – dijo, ahora seria- Edward, tus ojos…

- ¿Qué hay de malo con ellos? – pregunté.

- Están negros -

- No te lo había dicho, pero a veces cambian dependiendo del clima -

- ¡Ya deja de bromear! – gritó y deje de sonreír – Te conozco, tus ojos se ponen de ese color cuando…no te has alimentado.

He sido atrapado.

Me quedé en silencio.

- ¿Es mucho? – me preguntó dulcemente.

- No, no te asustes – le rogué mirando a la carretera, demasiado avergonzado para mirarla de lleno – no saltaré encima de ti Bella, tranquila. Es soportable.

- Sé que no lo harías – su dulce voz dijo.

Una de sus manos apretaron cariñosamente mi pierna derecha en señal de apoyo y dejándome saber que confiaba en mí.

- Iré de caza en cuanto lleguemos, te lo prometo – dije.

Ella solo asintió y se recostó en el asiento, haciendo un mohín en la nariz.

- También tengo hambre -

Objetivo nuevo: buscar un lugar donde mi adorable esposa e hijo en camino satisficieran su necesidad de comida buena, decente y saludable.

---

EN UN RATO SUBO EL FINAL.....OKI..
GRACIAS Y COMENTEN !!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No se olviden de comentar ......